viernes, 22 de octubre de 2010

Sobre el uso del salvavidas - Una triste noticia.

Fuente: Diario La Capital de Rosario

Encontraron sin vida al joven kayakista desaparecido en el río

Puerto San Martín.— El cuerpo sin vida de José María Pinto, el remero de 24 años que el domingo desapareció de la superficie del Paraná luego de caer de su kayak, fue hallado ayer por la mañana por personal de Prefectura.

Pasadas las 10, a la altura del kilómetro 437 del río, muy cerca del lugar donde se hundió el domingo, el cuerpo de José María salió a flote y fue rescatado por una embarcación de la fuerza de seguridad.

Los restos fueron llevados a la Prefectura Naval de Puerto General San Martín, donde los familiares lo identificaron, y por disposición del juez de Instrucción de San Lorenzo, Eduardo Fillocco, el cadáver se trasladó al Instituto Médico Legal de Rosario para su autopsia.

Desde muy chico Pinto se había dedicado al remo. También era un buen nadador, conocía el río y todos coinciden en que era un deportista muy saludable, de una condición física privilegiada, por lo que nadie sale de su asombro ante esta desgracia.

El sábado estuvo colaborando, como siempre lo hacía, en una competencia de remo para chicos que se desarrolló en Puerto San Martín. El domingo al mediodía el muchacho, que hacía trabajos de estibaje para la Cooperativa de Trabajos Portuarios, terminó su jornada laboral y, a bordo de su kayak, se dirigió río abajo con destino a Rosario. Esta era una rutina que según varios de sus compañeros era habitual en él.

Por esas cosas del destino, ese día no se colocó el salvavidas y cuando navegaba por un brazo del Paraná detrás de la isla Los Mástiles, a la altura de Capitán Bermúdez, cayó de la embarcación. El propietario de un velero pudo ver la maniobra y el pedido de ayuda que hizo el navegante, pero cuando llegó al lugar y le arrojó un salvavidas el muchacho no pudo tomarlo y se hundió.

A partir de allí comenzó una intensa búsqueda y también se desató el drama entre sus seres queridos, y sus amigos que todavía no encuentran explicación para esta desgracia.



martes, 12 de octubre de 2010

Travesía Vuelta La Brava 2010

Tal cual lo establecido, partimos desde Pergamino a las 7:30 am, y aproximadamente 9:30 estábamos en Rambla Cataluña con los kayaks estibados, preparados para iniciar la travesía.
El sol radiante y un río calmo presagiaban un fin de semana excepcional.....y así comenzamos , remando el Paraná sobre las costas isleras, dejando atrás a la ciudad de Rosario a nuestro paso.
A buen ritmo, arribamos al islote frente a la estación fluvial, un lugar ideal para bajar, con sus extensas playas de arena...allí nos quedamos un buen rato, disfrutando la naturaleza. Después de algunas bebidas y unas galletitas, nos pusimos en marcha nuevamente aguas abajo, buscando la desembocadura del riacho Los Marinos. Cuando la encontramos, ingresamos unos pocos metros en su cauce, y buscamos un lugar para almorzar y descansar. El sol seguía a pleno, así que antes de almorzar, nos refrescamos en el río. Al cabo de una hora, estábamos nuevamente arriba de los kayaks remontando el río, y al dejar atrás el islote en Los Marinos, buscamos una buena costa donde haríamos noche...
...y la encontramos; y se armó el campamento, y otra vez a bañarnos en el río, y aparecieron los infaltables mates, mientras algunos demostraban sus habilidades para la pesca, y otros juntaban leña para el fueguito....hasta que llegada la noche, culminaríamos la etapa con un inmejorable asado.
El día siguiente amaneció con un sol radiante que nos acompañaría por el resto de la jonada...desayuno, desacampe, y a seguir remando por un ambiente natural único. Cerca del mediodía ya habíamos ingresado en Las Lechiguanas, donde la remada se hacía entretenida, por el constante paso de embarcaciones que producían un lindo oleaje. En la isla Charigüé paramos a comer......
....hicimos una última parada en Los Benitos, donde nos esperaban unas bebidas heladas. Después de un descanso y de los refrescos, seguimos remontando hacia el puente Rosario-Victoria, buscando el río Paraná; una vez en él, lo cruzamos y llegamos al punto inicial de partida, finalizando una nueva travesía.
Pasamos dos días muy lindos, entre amigos, charlas, remo, cansancio corporal, descanso, pesca, buena comida, etc......y lo que nunca falta: la buena onda y camaradería de los kayakistas de travesía.
Ya estamos pensando en la próxima.