Duele y molesta ver las actitudes humanas desaprensivas que llenan los cursos de aguas con botellas, bolsas y demas elementos desechados, pero el verdadero problema pasa por otras esferas, las del poder económico. La educación ciudadana es importante para paliar esto, pero paradójicamente los que llenan el mundo de plástico pasaron por todos los niveles de la educación.
Los trozos o restos de poliestireno, PVC, polietileno, PET, propileno, etc, con el paso del tiempo van desprendiendo sus ablandadores, los temibles ftalatos, cancerígenos y moléculas todas ellas tóxicas. Esto lo certifican los estudios realizados en países de avanzada pero en los países emergentes no lograron hacer eco.
Nuestra industria petroquímica ha encontrado valiosos aliados en el personal político, pero sobre todo en el ciudadano enceguecido por el sentido común dominante en nuestra sociedad actual, que pasa por ubicar al tope de los valores sociales la comodidad. La industria petroquímica nos ha vendido comodidad al precio de pasar a segundo plano otras cuestiones como la salud y la contaminación ambiental.
Hoy la tierra está plagada de residuos plásticos. Cantidades de esos cuerpos están pasando al agua y a los alimentos que en los campos se cultivan.
Cansa, duele, molesta ver las bolsas, las botellas en los arroyos, en los ríos, en los mares...debemos cuidar el medio ambiente. La naturaleza no perdona nunca.
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